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Persisten las armas, persisten los problemas: show de destrucción en Sinaloa

Culiacán, Sin, 09 de julio de 2025.- Con discursos solemnes, despliegue militar y cobertura oficialista, el Gobierno de Sinaloa encabezado por Rubén Rocha Moya realizó la destrucción de mil armas de fuego aseguradas en operativos recientes. El evento, enmarcado en el Día Internacional de Destrucción de Armas de Fuego, fue presentado como una muestra de compromiso con la paz, aunque para muchos no pasó de ser un acto simbólico, con poco impacto frente a la realidad diaria de violencia que persiste en diversas regiones del estado.

Acompañado por mandos del Ejército, la Guardia Nacional y autoridades civiles, Rocha Moya aseguró que su gobierno “no aflojará el paso” en la tarea de recuperar la seguridad. Sin embargo, los números oficiales en homicidios dolosos, desapariciones y extorsiones siguen sin ceder, particularmente en municipios como Culiacán, Mazatlán y Guasave. Para organizaciones civiles, este tipo de actos poco contribuyen a una estrategia integral y sostenida contra el crimen organizado.

La jornada fue parte de un evento nacional en el que se destruyeron 8 mil 800 armas. En Sinaloa, se trató de rifles y pistolas incautados en operativos, aunque no se precisó si estaban relacionados con casos judicializados o si fueron parte de decomisos sin responsables detenidos. Tampoco se especificó qué porcentaje del armamento destruido fue recuperado en campañas de canje ciudadano y cuál por medio de acciones contra células delictivas.

Durante su intervención, el gobernador insistió en el valor simbólico de retirar armas de circulación. “Por cada arma destruida, se evita una tragedia”, dijo, sin ofrecer cifras claras sobre cómo estas acciones se traducen en reducción de delitos ni explicar por qué, si hay tanto esfuerzo institucional, la percepción de inseguridad no mejora.

El evento también sirvió para reafirmar el discurso de colaboración con el gobierno federal, en un momento en que la administración estatal ha sido señalada por su tibieza ante la expansión territorial de grupos armados y por mantener una política de contención antes que de confrontación con las estructuras criminales que operan en amplias zonas del estado.

42Mientras se funden armas en la plaza central, en las sindicaturas la población sigue conviviendo con retenes irregulares, desapariciones silenciosas y una justicia que rara vez se asoma.

Rocha Moya cerró su intervención con un mensaje optimista sobre la construcción de una “paz con justicia y bienestar”. Sin embargo, fuera del protocolo y del blindaje mediático, crece el escepticismo ciudadano: porque la paz, en Sinaloa, aún no se palpa en las calles.

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