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Los “nuevos leales” y la urgencia de seguir pegados al poder

Culiacán, Sin, a 20 de mayo del 2025.- Nada más voluble que la lealtad en la política. Bastó que Gerardo Vargas Landeros dejara la presidencia municipal para que ciertos funcionarios —que durante más de tres años vivieron de su confianza y respaldo— comenzaran a cambiar de camiseta. Hoy, los mismos que antes se desvivían en elogios, se han convertido en los más entusiastas aplaudidores del alcalde interino Toño Menéndez. La necesidad de seguir viviendo del erario puede más que la memoria.

El oportunismo de siempre. En Ahome, no ha pasado ni un mes desde la salida de Vargas Landeros y ya algunos funcionarios buscan desesperadamente acomodarse en el nuevo escenario político. Lo hacen sin pudor, traicionando sin reservas a quien les abrió la puerta, los defendió, les dio un lugar. Hoy, esos mismos personajes desfilan por las oficinas del nuevo alcalde buscando quedar bien, vendiendo lealtades baratas, aunque nadie se las haya pedido.

Morder la mano que les dio de comer. Hay algo patético en ver a servidores públicos escarbando entre documentos y registros buscando fallas o irregularidades, no para mejorar, sino para desacreditar. Lo hacen para demostrar “utilidad” al nuevo jefe, para entregar pruebas, rumores o interpretaciones que les den tiempo extra en la nómina municipal. Quieren mostrarse indispensables, aunque su verdadera motivación sea seguir cobrando sin importar a quién sirven.

Lamentablemente, la ingratitud estrategia como práctica política. La administración pública se ha vuelto terreno fértil para la hipocresía. No importa lo que se hizo, ni cómo se trabajó: lo importante es alinearse al poder del momento. Esos “nuevos toñistas” que ayer juraban lealtad a Vargas, hoy lo señalan, lo critican, y hasta se dicen “traicionados” por él, con tal de ganarse la simpatía del alcalde en funciones. El cargo vale más que la dignidad.

El silencio, la poca o nula aparición pública de Gerard que incomoda.
Mientras tanto, Vargas Landeros ha optado por una estrategia que desconcierta: el silencio. Aparece poco, elige bien sus palabras y no cae en provocaciones. Y eso, precisamente, es lo que más molesta al tercer piso del gobierno estatal. No lo pueden controlar, no lo pueden predecir. Su silencio habla más que mil discursos. Y eso inquieta.

El 2027 aún está lejos… pero no tanto.
Todo este movimiento interno no es gratuito. El verdadero fondo es el 2027. Hay quienes quieren sacar del camino a Gerardo Vargas a como dé lugar, temiendo su fuerza política y su conexión con la gente. Pero mientras tanto, su equipo más cercano —los llamados “trébolistas”— opera sin estridencias, sin confrontaciones abiertas, pero con estrategia. Y en política, quien parece estar callado muchas veces es quien más avanza.

Nada es eterno, ni el poder ni las lealtades forzadas. Hoy los “nuevos leales” sonríen y hacen fila para ser vistos por Toño Menéndez, pero el tiempo, como siempre, pondrá a cada quien en su lugar. La historia política de Ahome no está escrita en piedra, y los que hoy se sienten triunfadores podrían mañana ser descartados sin contemplación. En política, como en el béisbol, el out 27 es el que define el juego. Y aquí, ese último out todavía no ha caído.

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