1Tras ser exhibido públicamente por no cumplir con el pago del impuesto predial desde 2024, Antonio Menéndez, acudió este miércoles a regularizar su situación fiscal acompañado de su madre, María Luisa, quien fue la encargada de cubrir el adeudo. El episodio desató críticas por la incongruencia entre el discurso oficial y las acciones personales del funcionario.
En política, el doble discurso es una plaga común, pero hay episodios tan burdos que ni la narrativa más ensayada logra ocultar la contradicción. Ese parece ser el caso del actual presidente municipal impuesto del municipio de Ahome, Antonio “Toño” Menéndez, quien tras semanas de promover con entusiasmo el pago del impuesto predial, fue exhibido por no haber cumplido con su propia obligación desde 2024.
La historia tomó un giro inesperado cuando, tras la crítica pública, el funcionario apareció en una oficina de recaudación… no solo, sino acompañado de su madre, María Luisa. Fue ella quien, según se comenta en los pasillos, empujó la decisión de saldar la deuda, no tanto por un llamado a la responsabilidad fiscal, sino por la vergüenza de que su hijo estuviera quedando como un moroso con megáfono en mano.
Y es que la escena resulta difícil de digerir: el promotor de la recaudación tributaria, protagonista de campañas para “concientizar” al ciudadano, fue omiso con lo básico. ¿Cómo hablar de transparencia y buena administración cuando se cae en lo elemental? ¿Con qué cara se exhorta a los contribuyentes cuando ni siquiera se pone el ejemplo desde casa?
El acto de acompañar a su madre para pagar y luego lanzar un nuevo llamado a los ciudadanos puede parecer una operación de control de daños. Pero la ciudadanía no es ingenua. Este episodio revela, una vez más, la distancia entre el discurso oficial y las prácticas reales de quienes administran los recursos públicos.
Sin embargo, la actuación generó escepticismo y críticas en redes sociales, donde se cuestionó la autoridad moral del funcionario para exigir cumplimiento ciudadano cuando él mismo incumplió hasta que fue exhibido. Algunos usuarios señalaron que el acto público parecía más una estrategia de control de daños que una muestra genuina de responsabilidad.
Que el alcalde impuesto tenga que ser empujado por su madre a cumplir con una obligación fiscal ya no es solo un chiste de sobremesa: es una muestra de la frivolidad con que se asume el poder en ciertos círculos. Porque si el gobierno municipal de Ahome quiere exigir cumplimiento, lo primero que debería mostrar es coherencia interna.
La austeridad comienza por casa. La legalidad también. Y el respeto al contribuyente no se predica desde la omisión, sino desde el ejemplo. Lo demás, como ya se ha visto, es solo simulación acompañada de descuentos.