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La obsesión por borrar a Gerardo Vargas del 2027

Cuando el poder político y sus aliados recurren a trucos judiciales, campañas negras y encuestas amañadas para eliminar a un contendiente, es señal de que ese contendiente representa una amenaza real. En Sinaloa, todo indica que esa figura incómoda se llama Gerardo Vargas Landeros.

En Sinaloa, la lucha por el 2027 ya comenzó, aunque no de manera transparente ni democrática. Desde hace meses, se ha montado una estrategia para sacar del camino a Gerardo Vargas Landeros, el exalcalde de Ahome, quien —según múltiples encuestas serias— aparece entre los aspirantes mejor posicionados para ser el próximo gobernador por Morena.

Consultoras reconocidas como Demoscopia Digital, Arias Consultores, Rubrum, Gobernarte, Statistical Research y Massive Caller han colocado repetidamente a Vargas entre los primeros lugares de preferencia. Incluso, algunas de ellas lo han posicionado como puntero frente a otros aspirantes del mismo partido. Sin embargo, de pronto, esas encuestas dejaron de mencionarlo. Curiosamente, esto ocurrió justo después de que se consumara el proceso de desafuero. ¿Coincidencia? Lo dudo.

La narrativa oficial comenzó a girar bruscamente. Apareció entonces Enrique Inzunza, el actual senador, como el nuevo favorito, aun cuando su presencia en el estado ha sido limitada, su trabajo legislativo poco visible, y su historial no está libre de polémica. El más grave: las denuncias públicas que recibió por acoso sexual, mismas que muchos prefieren olvidar, pero que siguen pesando en el ámbito político.

Es también llamativo que Imelda Castro, senadora con dos periodos de trayectoria y mayor exposición pública, no aparezca tan alta en las encuestas como Inzunza. ¿A qué se debe ese repentino ascenso? ¿Es real o simplemente parte de la campaña para posicionar al alfil del gobernador Rocha Moya?

Las encuestas, bien utilizadas, reflejan la percepción ciudadana. Mal utilizadas, son herramientas de manipulación. En este caso, parece más lo segundo. Porque si Inzunza es tan popular, ¿por qué no lo vemos recorriendo el estado, escuchando a la gente, construyendo estructura política? ¿O es que el apoyo del gobernador basta para intentar imponerlo?

Todo indica que a Rocha le urge construir una narrativa en la que su pupilo aparezca como el preferido por el pueblo, aunque eso implique borrar del mapa a Vargas Landeros con argucias jurídicas y linchamientos mediáticos. El mensaje es claro: si no pueden competir limpiamente, lo sacan del juego.

 

Y esa es precisamente la razón de fondo por la que quieren fuera a Gerardo Vargas: porque les estorba. Porque tiene estructura, presencia, experiencia, y —por ahora— una ventaja real en las preferencias. No se trata de moral, ni de legalidad. Se trata de poder.

En política, el miedo se disfraza de estrategia. Y en Sinaloa, parece que algunos prefieren manipular el tablero antes que jugar en igualdad de condiciones. Pero la gente no olvida, y cuando llegue el momento de decidir, será el voto popular el que tenga la última palabra. El 2027 está lejos, pero el juego sucio ya comenzó.

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