PoliciacaPortadaSinaloaUncategorized

Cuando la justicia incomoda: el caso Ahome

La justicia, cuando es real y no solo un concepto hueco, suele incomodar a quienes se han acostumbrado a usar las instituciones para su conveniencia. El caso de Ahome es un ejemplo de cómo intentar poner orden en el caos puede generar resistencias de aquellos a quienes el desorden beneficia o de quienes temen perder el control de sus propios intereses.

Entre 2018 y 2021, Ahome vivió lo que podría definirse como un colapso en materia de seguridad pública. Las cifras, los testimonios y las crónicas periodísticas de la época son un espejo de horror: homicidios, robos, extorsiones, desapariciones y un sentimiento generalizado de abandono. Las patrullas no llegaban, los rondines no existían, y la delincuencia hacía de las suyas mientras el gobierno municipal de turno parecía resignado a la inacción.

Cuando Gerardo Vargas Landeros asumió la presidencia municipal, se encontró con un escenario desolador: arcas vacías, instituciones desmanteladas y una población harta de promesas incumplidas. Fue entonces cuando se recurrió a un diagnóstico pericial serio, técnico, que puso en blanco y negro lo que muchos preferían mantener en la penumbra: Ahome no sufría de delitos aislados, sino de un sistema colapsado que favorecía la expansión del crimen.

Con ese dictamen en la mano se impulsó la compra de patrullas bajo un esquema de emergencia, con base en la ley y con procesos documentados. Sin embargo, lo que debería haberse leído como un acto de responsabilidad y urgencia, comenzó a incomodar a actores políticos y grupos de poder. Porque la justicia que actúa, que rompe inercias, suele molestar. Porque es más fácil administrar el caos que enfrentar las raíces de los problemas.

Hoy el caso Ahome es más que un episodio de inseguridad: es un reflejo de cómo la búsqueda de justicia real incomoda, estorba y descoloca a quienes viven mejor en la impunidad. Y es también un recordatorio de que el verdadero desafío no está solo en comprar patrullas o emitir comunicados, sino en transformar de fondo las instituciones para que la justicia deje de ser un estorbo y se convierta en norma. Ahí está la deuda pendiente.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba