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¿A qué viene la presidenta Claudia Sheinbaum a Sinaloa?

Este fin de semana, la presidenta de México visitará Sinaloa. El anuncio ha generado expectativa, pero también muchas preguntas. ¿Cuál es el verdadero motivo de su visita? ¿Viene a respaldar al gobernador Rubén Rocha Moya o a llamarlo a cuentas? En un estado golpeado por la violencia y gobernado con soberbia, la llegada de la jefa del Ejecutivo federal no pasa desapercibida.

El estado vive una crisis silenciosa, una realidad preocupante. Los hechos violentos se acumulan, la inseguridad se siente en las calles, y los ciudadanos viven con temor. Sin embargo, el gobierno estatal, encabezado por Rubén Rocha Moya, parece más enfocado en peleas internas, señalamientos políticos y ajustes de cuentas al interior de su propio partido que en dar resultados reales. La violencia no se combate con discursos, y mucho menos con silencios cómplices.

Rocha, más político que gobernador, el mandatario ha optado por el camino de la confrontación. Pero no con los verdaderos generadores de violencia, sino con los alcaldes, funcionarios y actores políticos que no se alinean a su proyecto. Es un gobernador que busca control total, pero no asume responsabilidad ante los temas que realmente preocupan a la ciudadanía: seguridad, salud, empleo, y justicia. En lugar de liderazgo, muestra capricho; en lugar de unidad, impone división.

La visita presidencial,  será a caso ¿respaldo o advertencia?. La presidenta llega a Sinaloa en un momento clave. ¿Viene a darle un espaldarazo a Rocha, a pesar de su estilo de gobierno, o su presencia será un mensaje sutil de cambio de rumbo? ¿Le pedirá que gobierne con más cabeza fría y menos rencores? La relación entre el gobierno federal y los gobiernos estatales de Morena ha sido muchas veces de complicidad, pero Sinaloa es un caso especial. El estilo de Rocha ha generado incomodidad incluso dentro de su partido.

La sombra del extranjero: Estados Unidos y sus señalamientos. En los últimos meses, el gobierno de Estados Unidos ha ventilado información sobre políticos mexicanos con presuntos vínculos oscuros. Si bien no hay señalamientos directos contra Rocha, el nerviosismo es evidente. ¿Podría viajar Rubén Rocha a territorio estadounidense sin problema? ¿Tiene Visa vigente? Son preguntas que empiezan a hacerse con más frecuencia, sobre todo cuando la transparencia y la rendición de cuentas escasean.

¿Mensaje de paz o llamado de atención?, la presidenta no viene por casualidad. Su visita podría ser la oportunidad para enviar un mensaje claro: que en Sinaloa hace falta más gobierno y menos política menor. Que se necesita coordinación, liderazgo real, y una estrategia de seguridad con resultados, no solo cifras maquilladas. También puede ser una oportunidad para recordarle a Rocha que la lealtad a un proyecto nacional no significa sumisión a intereses personales.

Sinaloa espera respuestas. La llegada de la presidenta podría marcar un antes y un después si viene a poner orden y a exigir resultados. Pero si solo viene a tomarse la foto y a aplaudirle al gobernador, será otra oportunidad perdida para un estado que ya ha sido olvidado demasiadas veces. ¿A qué viene la presidenta? Muy pronto lo sabremos. Y más allá del protocolo, lo que diga —y lo que no diga— dejará claro de qué lado está

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