La Alianza Mexicana de Abogados (AMA) expresó, mediante un comunicado, su “extrañeza” y un irónico arrepentimiento por las críticas previas hacia el gobernador Rubén Rocha Moya, luego de que una reciente encuesta lo colocara en el tercer lugar nacional de los mandatarios mejor evaluados.
En Sinaloa, la estadística se ha vuelto un terreno tan fértil como la política para cultivar realidades alternas. La reciente encuesta que coloca a Rubén Rocha Moya en el tercer lugar nacional entre los gobernadores mejor evaluados ha despertado una reacción peculiar de la Alianza Mexicana de Abogados (AMA). No fue un aplauso, sino una disculpa… de esas que no se dan con flores, sino con filo.
El presidente de la AMA, Ricardo Beltrán Verduzco, emitió un comunicado en el que, con tono abiertamente sarcástico, “lamenta” haber cuestionado antes la gestión del mandatario estatal. Reconoce —o finge reconocer— que el “pueblo sabio” ha hecho justicia en su valoración, y que ellos, pobres incrédulos, no habían entendido las bondades de un gobierno que carga en 11 meses con más de 1,700 homicidios, cerca de 1,834 privaciones de la libertad, 6,526 robos de vehículos, además de asesinatos de niñas, niños y mujeres, incendios de viviendas y comercios, pérdida de más de 25 mil empleos y el cierre de más de mil negocios.
La ironía es transparente: la AMA no felicita, desnuda. Su mensaje pone en evidencia lo absurdo que resulta vestir de éxito una administración marcada por cifras que, en cualquier otro contexto, serían motivo de crisis política. El sarcasmo se dirige tanto al gobierno como a las empresas encuestadoras que, con un par de gráficas, intentan torcer la percepción de una realidad que la calle grita todos los días.
En el fondo, lo que la Alianza de Abogados plantea es un dilema: si las encuestas son ciertas, entonces los sinaloenses están satisfechos con vivir en medio de una violencia que no cede, de una economía que se contrae y de un miedo que se expande. Si no lo están, entonces lo que se mide no es la aprobación, sino la capacidad del poder para fabricar espejismos.
En Sinaloa, las cifras oficiales y las encuestas parecen estar en otra dimensión, una donde el humo estadístico oculta el fuego real. Y mientras las gráficas suben, la vida de muchos sigue en caída libre. Porque en política, como en el sarcasmo, la distancia entre el dicho y el hecho es un terreno que pocos pisan sin mancharse.