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¿Por qué? ¿Para qué? la fotografía que el «diputado» ganón Holincer Castro publicó

Holincer, el aprendiz al pie del trono

Culiacán Sin.- En la política sinaloense, hay gestos que dicen más que las palabras. Esta semana, uno de esos gestos fue la fotografía que el ´diputado´ ganón Holincer Castro Marañón publicó con entusiasmo en sus redes sociales: posando junto al gobernador Rubén Rocha Moya, acompañado de un mensaje empalagoso que más que respeto, exhala subordinación: “Mi reconocimiento y agradecimiento por inspirarme con su visión y congruencia. Su guía ha sido clave en mi formación política y en mi vocación de servicio”. Traducción: aquí estoy, gobernador, dispuesto a lo que mande.

Pero el fondo no es la foto, sino el contexto. Holincer no llegó al Congreso por méritos propios, sino por sustitución: ocupa la curul que dejó su tío, el diputado desaforado Genaro García Castro. Es decir, representa una herencia política que aún olía a encargo cuando ya estaba sentado en el pleno. Su reciente cercanía con Rocha no sería llamativa si no fuera por el hecho de que fue su jefa en el Congreso, María Teresa Guerra Ochoa, quien lo llevó personalmente a este besamanos. ¿Por qué? ¿Para qué?

No es solo cortesía institucional. En el juego político de Sinaloa, nada se mueve sin cálculo. La visita a Rocha tiene todas las señales de una maniobra de alineamiento. Holincer se presenta como un legislador en formación, pero el mensaje real parece ser otro: un ofrecimiento abierto de lealtad al gobernador, incluso si eso implica traicionar a quienes lo impulsaron originalmente. ¿Acaso lleva un encargo especial para Ahome? ¿Viene a reforzar al alcalde interino Antonio Menéndez, alfil rochista en tierra hostil?

El movimiento genera suspicacias. Ahome se ha convertido en una plaza clave en la disputa política regional. Con Gerardo Vargas suspendido, pero jurídicamente peleando su restitución, y Menéndez fungiendo como operador del oficialismo, cualquier respaldo desde el Congreso puede inclinar la balanza. En ese tablero, Holincer aparece como una pieza nueva, joven, aparentemente dócil, pero útil si se le asigna un papel.

Nada es casualidad. Ni la visita, ni la fotografía, ni el mensaje con olor a sumisión. Rocha, que ha sido implacable en el control de los suyos, no da audiencias inocentes. Si recibió a Holincer, es porque algo quiere de él. Y si Holincer se prestó al juego, es porque algo busca: permanencia, protección, o sencillamente, un lugar en la fila de los que aplauden esperando turno.

La política local está llena de personajes que empiezan como suplentes y terminan como traidores. El tiempo dirá si Holincer decide seguir el camino de quien lo llevó al Congreso, o si prefiere el aplauso fácil del poder en turno. Por lo pronto, ya eligió el escenario: se retrató de pie junto al trono.

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