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¿Quién gobierna Ahome? El ayuntamiento como botín de intereses

En el municipio de Ahome la pregunta ya no es quién fue electo para gobernar, sino quién realmente toma las decisiones. Lo que se vive en estos días no es una administración, sino una disputa de parcelas políticas, donde cada grupo reclama su parte del pastel. La figura del presidente municipal, Antonio “Toño” Menéndez, luce desdibujada, disminuida y subordinada. En lugar de alcalde, parece gerente de los intereses que lo impusieron.

La estructura de gobierno en Ahome se ha convertido en un tablero donde operan, desde distintas trincheras, los actores que hoy se sienten con derecho de exigir cuotas y cobrar favores. El gobernador Rubén Rocha Moya, su exsecretario de gobierno y hoy senador Enrique Inzunza, la senadora Imelda Castro, y hasta legisladores que poco tienen que ver con el municipio, aparecen detrás del reparto de posiciones, presupuestos y obra pública.

En la Secretaría de Obras Públicas del municipio el caos es ejemplar: ahí no hay un solo jefe, sino varios. El priista Bernardino Antelo opera con influencia en los contratos, pero no es el único. La diputada federal Ana Ayala mueve los hilos a través de su operadora Solangel Sedano, mientras el propio Toño Melendres pretende poner orden con un personaje traído desde Mazatlán, el arquitecto Tapia, que en la práctica sólo estampa su firma, pero no manda. El resultado es un enredo de intereses donde los moches van en una dirección, los contratos en otra, y la gestión técnica queda en último plano.

Y el resto del gabinete municipal no se salva. La Secretaría de Economía tiene dueño: César Guerrero, expanista y hoy morenista por conveniencia. La Secretaría de la Mujer es controlada por la diputada Juana Minerva Vázquez. En el DIF, la dirección operativa fue impuesta desde Culiacán, mientras la presidencia recayó en una de las hijas del propio Toño. Ni la Tesorería escapa del control externo: ahí el funcionario en turno no le responde al presidente municipal, sino a los altos mandos estatales.

Así opera el gobierno municipal de Ahome. Con áreas claves capturadas por cuotas, favores y padrinazgos. El alcalde ni decide ni controla. Cada día que pasa queda más claro que Toño no tiene el don de mando ni la autoridad para conducir el rumbo de su administración. Sus silencios en sesiones de cabildo, como el ocurrido el pasado jueves 17 de julio ante el reclamo directo de la regidora morenista, confirman que su voz no pesa y que cualquier cuestionamiento lo obliga a retirarse a consulta con sus verdaderos jefes.

En Ahome el poder no está en el Palacio Municipal, sino en las oficinas de Culiacán o en los escritorios de quienes desde el Congreso o el Senado operan a control remoto. Toño Melendres es solo la fachada visible de un entramado que responde a intereses lejanos del bienestar ciudadano.

La pregunta, entonces, no es retórica: ¿quién gobierna realmente el municipio de Ahome? Porque en los hechos, el alcalde impuesto solo ejecuta órdenes. Las decisiones se toman en otra parte.

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